
Al final, esperé pero no cayó la gota, sólo se deslizó lentamente hasta desaparecer. Efímera y delicada como tantas gotas que no podemos retener, pero dulce al fin. Por lo menos nos dejan ese sabor.
Un lugar para mostrar una de las cosas que me gusta hacer.
Superó el límite de velocidad, pasó semaforos en rojo, frenó en donde no se puede frenar, hizo trompos en medio de la calle, hizo todo lo posible por recibir una multa, pero bueno, recibió aplausos, gritos, y demás... así pasó por la 9 de Julio David Coulthard y no nos dejó su pisada, sino la huella de sus neumáticos.